Tras una importante campaña llevada a cabo por la
comunidad científica arqueológica, el conjunto de grabados de Foz Côa en
Portugal consiguió salvarse de quedar cubierto para siempre por las aguas de
una presa. Declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1988, Foz Cóa
constituye el conjunto arqueológico más importante de grabado rupestre
paleolítico, con todo un repertorio de figuras humanas y de animales que se
incluyen entre los intentos más antiguos
de la humanidad para registrar y expresar ideas.